Como seguramente sabrán, los radiadores de aluminio para la calefacción presentes en el mercado no son todos iguales: por el material utilizado, por la tecnología de fabricación (radiadores presofundidos y radiadores de extrusión), por las características térmicas y la fiabilidad durante todo el ciclo de vida. En definitiva, existen en el mercado radiadores de aluminio de baja calidad y bajo precio que esconden grandes riesgos: utilizan juntas que contienen amianto, un material altamente cancerígeno y prohibido en Europa; la pintura utilizada no es muy resistente al desgaste debido al paso del tiempo y, muy a menudo, contienen elementos peligrosos para la salud (por ejemplo, cromo).
Pero hay más: sobre dichos radiadores no se realizan pruebas, el porcentaje de defectos y fugas es muy alto, no tienen garantía y no cuentan con servicio postventa, los rendimientos térmicos declarados a menudo no son ciertos y las marcas son falsificadas. Muchos de los radiadores de China vendidos como presofundidos en realidad son radiadores de exstrusión, fabricados pegando tres piezas diferentes que, pasados uno o dos años desde la instalación, provocan muchas fugas en los puntos de unión y deben ser reemplazados, además de provocar daños por la inundación del local.