1. Material sostenible y circular: el aluminio es un material virtuoso que se puede reciclar al infinito sin perder nunca sus propiedades. Su circularidad garantiza una baja huella de carbono en toda la cadena productiva: de hecho, evita la explotación de materia prima para la extracción línea arriba, recuperando y valorizando materiales línea abajo que, de lo contrario, se liberarían en el vertedero.
  2. Menor consumo energético e hídrico: el proceso de reciclaje del aluminio requiere solo el 5% de la energía con respecto a la producción del metal primario, además de un notable ahorro hídrico.
  3. Baja huella de carbono: la huella de carbono del aluminio de reciclaje es de 0,5 kg CO₂eq/kg de aluminio producido, muy inferior a la del aluminio primario para la extracción, de 6,7 kg CO₂eq/kg de aluminio producido en Europa, o incluso al promedio mundial, equivalente a 17 kg CO₂eq/kg de aluminio producido.

Según European Aluminium, para 2050 se prevé un incremento del 40% de la demanda de aluminio, de los cuales el 50% se podría satisfacer a través del reciclaje. Esto permitiría reducir las emisiones de CO₂ hasta 39 millones de toneladas al año, lo que equivale a una reducción del 46% en 2050.

  1. Eficiencia térmica: la aleación de aluminio para reciclaje EN AB-46100 se utiliza actualmente en el sector de la calefacción por sus óptimas propiedades metalúrgicas, mecánicas, de conducción e inercia térmica además de su resistencia a la corrosión.